Los errores de la biblia y algunos versos satánicos: el riesgo de ser traductor

Cada 30 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Traducción ¿a qué se debe esta fecha? Enteráte en esta nota.

 Desde nuestro libro favorito hasta las películas que vemos en Netflix, la traducción está presente en nuestras vidas y muchas veces, le restamos importancia.

 Un 30 de septiembre de 420 d. C. Jerónimo de Estridón muere en Belén. Debido a su labor como traductor se ha vuelto patrono de la profesión. Es por ello que, en esta fecha se conmemora el Día Internacional de la Traducción. 

 En el año 382 d. C, el papa Dámaso I le encargó a Jerónimo de Estridón que traduzca la Biblia al latín. Este sería el punto inicial para que, la Biblia se convirtiera en el libro más traducido en el mundo y así, también, el libro con más errores en la historia.

 El significado de las palabras y la evolución de la lingüística dieron lugar a malas interpretaciones en la Biblia, partiendo de un ejemplo, como es el caso de Ex. 34:29-35, donde se detalla el rostro de Moisés en su descenso al Sinaí. En hebreo, el sustantivo «cuernos» tiene la misma raíz que el verbo «irradiar» entonces, se puede observar una falla de traducción donde se comprende que Moisés tenía un rostro que era «cornudo». Debido a esta situación se ha representado múltiples veces a Moisés con cuernos en la cabeza. Uno de los casos es la escultura de Miguel Ángel. Más allá de este caso en particular, la Biblia posee gran cantidad de errores que llevaron a interpretar de una forma algo confusa la historia.

Un libro, una traducción y la condena de muerte

 Salman Rushdie, escritor y ensayista indio-británico publica en 1988, su cuarta novela «Los versos satánicos», una historia basada en relatos de Al- Tabari, un exégeta del Corán y Al-Waqidi, historiador. Ambos musulmanes.

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Este libro no tuvo un buen recibimiento en los países musulmanes. Es por ello, que se prohibió su venta como así también se realizó quemas del mismo.

 Ruhollah Musavi Jomeini, líder político- espiritual de la Revolución Islámica de 1979, pidió un pronunciamiento legal en 1989 solicitando la muerte del autor del libro «Los versos satánicos» y de todos aquellos que estén involucrados en su publicación, ya que consideraba que el libro iba contra el Islam, el profeta y el Corán.

 Ettore Capriolo fue el encargado de traducir el libro de Salman, al italiano. Las consecuencias serían que fuera atacado con un cuchillo, el 2 de julio de 1991, en Milán. Al contar con suerte, fue herido de gravedad pero aun así sobrevivió al ataque.

 Hitoshi Igarashi era profesor japonés de árabe, historia y literatura persa. A su vez, era un especialista en el mundo islámico. Tuvo una posición crítica hacia el gobierno de su país ya que decía que el mismo tenía muy poco interés en el mundo islámico. 44 años tenía cuando lo mataron. ¿Fue un error aceptar traducir «Los versos satánicos»?

 El traductor japonés fue apuñalado en el rostro y en los brazos por un agresor desconocido. De esta forma, fallecería en el acto. Su cuerpo fue encontrado el 12 de julio de 1991 en su oficina de Tsukuba, Japón.

 Salman Rushdie, autor del libro, quien fue condenado a muerte; logró esconderse. Por lo que todavía no se conoce donde se encuentra oculto. Aun así, al enterarse de la muerte del traductor japonés, le envió sus condolencias a la familia, lamentando así la situación.

¿Qué haríamos sin los traductores?

 Si bien la traducción tiene muchas historias, se siguen teniendo diversas vivencias muy positivas que dan lugar a la construcción de la profesión y los profesionales que ejercen la misma.

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 Un traductor no solo traduce y ya. Un traductor vive en carne propia cada letra, siente y transmite cada palabra, se vuelve un escritor, muchas veces, con menor reconocimiento. Pero ¿a qué se debe ello? Es posible que la sociedad no tenga gran conocimiento de la profesión y de su labor diario. Si bien vivimos rodeados de traducciones nunca paramos a pensar “¡Ah, eso es una traducción!” Pero, ¿y si nos detenemos y lo pensamos? Quizás así, los traductores tendrían el reconocimiento que merecen.

 ¿Alguna vez pensaste, cuando te sentaste a leer una líneas del gran Shakespeare o un libro de mujeres emblemáticas, como lo son Jane Austin o J. K. Rowling que, detrás de ellos había un traductor? ¡Así es! Cada libro en español, en italiano o en el idioma que leas, que no sea propio del escritor; fue un trabajo de horas, días, meses de un profesional que se encargó de que sientas y vivas la narración como propia. El terror de Stephen King, en español, no podría ser si, detrás de él no hubiese un buen traductor.

 Cuando comprás un celular nuevo y no entendés su modo de uso, recurrís a un manual de instalación ¡menos mal está en español! sino, ¿cómo haces para entender chino o japonés?

 Cuando vas a hacer las compras y agregas al carrito un producto internacional, pero antes lees su valores energéticos, calorías, etc. ¿Lo entenderías si la etiqueta no estuviese en tu idioma natal?

 Estos son breves ejemplos del complejo mundo de las letras y la traducción, que rodean nuestra vida cotidiana y hace que formemos parte y valoremos el trabajo de aquella persona que estudió años para hacernos la vida un poco más simple. Quizás, ahora que terminaste de leer te preguntes ¿qué haríamos sin los traductores?