Oriundo de Buenos Aires, hace más de 20 años protege la selva misionera: “ser guardaparque es una filosofía de vida”

Cada 9 de octubre se celebra el Día del Guardaparques Nacional, una fecha que conmemora la profesión y el compromiso de quienes se dedican a proteger el patrimonio natural y cultural del planeta.

Detrás de cada fragmento de naturaleza, hay un alma que atesora los rincones del país. Recorrer un sendero o conocer un patrimonio natural son actividades que todos hemos realizado, por lo menos una vez en la vida. Pero, ¿quiénes se encuentran detrás de la protección de aquellos lugares? 

En 1934 se sancionó la Ley n°1213 la cual, creó la ex Dirección de Parques Nacionales y las dos primeras áreas naturales protegidas en Argentina: El Parque Nacional Nahuel Huapi y nuestro preciado Parque Nacional Iguazú. Es por ello, que cada año se celebra el Día del Guardaparques Nacional. 

Gabriel Capuzzi es oriundo de Buenos Aires, desde diciembre de 2021 trabaja en el Parque Federal Campo San Juan, Santa Ana, Misiones como guardaparque. A los 22 años trabajó en el sector administrativo. Para ese entonces, su único contacto con la naturaleza se daba a través de la pesca y la caza pero, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que la actividad era dañina para la fauna y optó por proteger los animales y la vegetación. De esta manera, dio inicio a la profesión que lo acompañaría por años.  

“Hasta los 22 años venía haciendo trabajos relacionados a la parte administrativa o de gestión, pero no relacionado al ambiente. En ese momento, mi único contacto con la naturaleza era con la caza y la pesca, hasta que me fui dando cuenta que tenía que dejar de desarrollar esa actividad porque no era buena para la fauna”, explicó Gabriel y agregó: “entonces, fui apreciando el ambiente natural sin desarrollar esas actividades y, en ese sentido, como no me cerraban las tareas de administración que venía haciendo, recurrí a un libro de carreras y ahí encontré la orientación de guardaparques”, contó. 

En referencia a los primeros trabajos que desarrolló como guardaparque, Capuzzi comentó: “cuando fue tomando forma la idea de desarrollarme en la profesión de guardaparques, cuando leí lo que implicaba, me gustó. Estaba vinculado a la naturaleza, su cuidado y, a partir de ahí, me involucré con el tema y recurrí a una serie de voluntariados”. 

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“Decir Selva es decir Misiones” 

En el año 2000, siendo el Parque provincial de la Araucaria en San Pedro su primer destino, el guardaparque comenzó a ejercer aquella vocación en la cual, hoy cumple 22 años de servicio. 

La tierra misionera es uno de los sitios en los cuales se desempeñó y desempeña de forma valerosa. Desde el 2005 hasta el 2018 trabajó junto con el Ministerio de Ecología y desarrolló su labor casi 14 años dentro del ambiente misionero. En este sentido, manifestó: “la selva misionera para mi significa mucho. Más bien, Misiones, porque lo veo desde la integración que tiene la provincia con sus dos ambientes o ecoregiones. No es solo selva, también es campo y maizales”.  

Asimismo, resaltó: “decir Selva es decir Misiones, y es difícil ver solo la parte natural, porque es también la parte cultural y todo lo que implica el ser misionero. Hay una mística que es difícil de explicar. Yo, particularmente, siendo de Buenos Aires dejé entrar en mi esa mística y lo llevo al lado que vaya”, dijo y añadió: “estando en Misiones es común el compartir esa parte natural, cultural en el día a día sin darse cuenta el valor que tiene, hasta que estás fuera de Misiones. Ahí uno se da cuenta las diferencias y se extraña mucho ese sentir por la selva misionera”. 

Mate, reviro y recorridas

Trabajar de guardaparques, muchas veces, puede significar un trabajo solitario y de conexión con uno mismo. Pero así también, a menudo, se presenta la compañía de otra persona que comparte la vocación lo cual, representa un crecimiento mutuo. Respecto a ello, el guardaparque de Campo San Juan explicó: “el trabajo que he hecho con mi compañeros, principalmente los guardaparques baqueanos, -esas personas que en otras épocas hacían otros sistemas de trabajo, con guardias de un mes, podían estar solos y aislados- me orientó hacia un norte para darme cuenta que todo es posible. Si estas personas lo pudieron hacer, poniendo todo de sí como para llevar adelante su profesión, su sistema, primando siempre la conservación del patrimonio natural, cultural; me hace sentir el deber de hacerlo. Asimismo, fueron muchas las relaciones interpersonales, de compartir desde un mate hasta un reviro o una recorrida, y de todo eso he tomado muchas cosas”. 

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En tanto, el guardaparques recordó un hecho que lo marcó en su profesión y lo llevó a compartir su conocimiento con los visitantes de Parques Naturales. “Lo que me marcó un antes y un después fue la etapa previa a ser guardaparque. En el periodo 2001/2002/2003 tuve una experiencia con un loro que se llama “pecho vinoso”. Una especie en peligro de extinción que está solamente en Misiones para Argentina. Me involucré mucho en ese tema y eso me llevó a ver las cosas de una manera diferente. No solo ver a una especie desde la mera conservación, sino también incorporar otros elementos, como a las personas que, por un lado, pueden aportar al entorno del cual dependen estas especies. Muchas veces hay que concientizar; y eso lo fui llevando a diferentes acciones que realicé como guardaparque”. 

Tras ejercer la vocación durante largo tiempo, Gabriel confesó qué valora, hoy día, de su tarea diaria. “El ser guardaparques es algo vocacional, algo que se siente. Una filosofía de vida. Nosotros como guardaparques desarrollamos el control y vigilancia, es nuestra misión principal, es la razón de ser del guardaparques pero, complementariamente, tenemos otras funciones”, indicó y agregó: “esta profesión es poco común al resto de las profesiones. Tenes muchas situaciones y eso te lleva a vivir constantemente tu vocación. Tiene que ser una vocación, porque eso te ayuda en la adversidad y también, en sentirte libre, pleno haciendo lo que te gusta. Sentir que la creación está presente y que estas aportando un grano de arena desde tu profesión a la creación del ambiente; que es para bien de todos. Es entregarse a esto, al trabajo. Es la vida de uno, vivir la vida, la profesión de uno”, cerró.