Para los artistas, Instagram y su algoritmo ya no busca la calidad, solo la cantidad

En sus inicios, Instagram era la red social por excelencia para los aficionados y los profesionales en fotografía, para lo amantes de la estética y las fotos estáticas. Hoy, más de diez años después de su creación y con la fugacidad en las publicaciones, las cosas son distintas.

En Instagram, Deb JJ Lee se forjó una carrera en el mundo de la ilustración, mediante la publicación de cómics coloridos. Algunos de los cómics que Lee, de 26 años, publicaba en el sitio para compartir fotografías contaban historias sobre mundos fantásticos; otros reflexionaban sobre las experiencias de Lee como estadounidense de origen coreano. Lee, quien prefiere el pronombre “elle”, afirma que, sin Instagram, no estaría ilustrando novelas gráficas ni publicando libros ilustrados.

No obstante, siete años, cientos de publicaciones y decenas de miles de seguidores después, la relación de Lee con Instagram se ha enfriado, no porque ya no necesite las redes sociales para promocionar su arte, sino porque la aplicación cambió tanto que parece haber dejado de acoger a los artistas. Según Lee, los cambios “han sido nada menos que perjudiciales para los artistas, en especial para los que producen imágenes fijas.”

Instagram se fundó en 2010 como un sitio para compartir fotografías en el que la gente podía publicar, organizar y mostrar instantáneas de su vida. Se convirtió en un destino para una interminable variedad de imágenes hermosas, divertidas, extravagantes y dinámicas (de comida, parques nacionales y todo lo demás), convirtiéndose en uno de los principales repositorios visuales del internet.

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Sin embargo, en los últimos años, Instagram, que ya es propiedad de Meta, se ha orientado cada vez más hacia el video. Incluyó los Reels o carretes, videos cortos destinados a competir con TikTok, una aplicación para compartir videos, y ha lanzado funciones para animar a la gente a hacer videos en conjunto. Al parecer, sus algoritmos favorecen los videos por encima de las fotos. El año pasado, Adam Mosseri, director de Instagram, comentó que el sitio “ya no era una aplicación para compartir fotografías”.

Esto ha provocado la angustia de muchos usuarios de Instagram que se han valido de la aplicación para compartir fotos, ilustraciones, cómics y otras imágenes fijas con amigos y seguidores. En julio, después de que Instagram incluyó actualizaciones para imitar las funciones de video de TikTok, celebridades como Kylie Jenner y otras se rebelaron y declararon su intención de “hacer que Instagram vuelva a ser lo que era”. La reacción fue tan intensa que Instagram revirtió los cambios de manera temporal.

Para los artistas que se ganan la vida a través de esta aplicación, el paso de la plataforma hacia el video es más bien una amenaza existencial. Muchos de estos artistas son fotógrafos, ilustradores o novelistas gráficos cuyo trabajo no se traslada al video con facilidad. Cada vez es más frecuente que el público de Instagram no vea sus publicaciones o que su crecimiento en la plataforma se vea estancado y su alcance reducido.

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Algunos artistas jóvenes que podrían haber empezado sus carreras en Instagram se están aventurando a probar aplicaciones de membresía para compartir fotos, como VSCO y Glass. Otros están explorando plataformas orientadas a los profesionales, como Behance y LinkedIn, u otras aplicaciones de redes sociales como Twitter y TikTok.

Fuente: TN